Y así fue, porque como si de una maldición se tratase, Bear Grylls , el popular superviviente televisivo, se encarnó en nuestro Manué, sorprendiéndonos constantemente con lecciones e interpretaciones sobre la madre naturaleza que, en el día de hoy y gracias a la sabiduría de Ramón y Xuxo (buena parte de la ruta es tuya), se nos mostraba espléndida. Incluso por momentos hubo que retenerlo para que no persiguiera al ganao de la zona para comérselo (la próxima vez llévate barritas, picha), ni bebiera agua «dudosa» y más «pará» que un avión de mármol. Pero dicho esto y avisando a navegantes sobre las nocivas repercusiones de la influencia del showman Bear, me dispongo a compartir la que sin duda ha sido una deliciosa mañana de BTT, RISAS y CERVEZAS (esta vez con montaditos de cerdo incluídos).
A las siete de la mañana el «Hyundaicani», esto último por aquello del escape libre, se cuela en mi casa. Manué y yo incrédulos no reaccionamos… RAMÓN ES PUNTUAL. Tras colocar las bicis holgadamente en el habitáculo específicamente preparado para ello; «¿Podéis empujar el coche?, es que tengo un pequeño problemilla con…»
Bueno, el contraste, rigor y formalidad del grupo la pone, a falta de Xuxo, el bueno de Dany. Sólo os diré, a modo de ejemplo, que al final de la ruta, su coche quedó convertido en improvisado remolcador del Hyundaicani.
Bueno al lío. Decidimos sacrificar el desayuno para comenzar a pedalear pronto por los montes de Alcalá. La ya archiconocida entrada del Picacho-Peguera, era una feria. Un buen número de animados ciclistas se habían dado cita en la entrada. Tras saludos, y seguir dando la nota con el coche, iniciamos la ruta por una subida alternativa a la habitual, tan bonita como exigente. El calor era pegajoso y notable en estos primeros tramos, Bear dixit, y la arena del camino hacía el resto, también lo decía Bear. Para, pasa bici y salta valla, ejercicio que, ya interiorizado por lo mecánico, fue repetido en no pocas ocasiones. Por cierto, Dany debutó en la modalidad con un arriesgado aterrizaje…
Muchas sorpresas durante los kms. compartidos, desde la belleza del paraje, la compañía fugaz de ciervos (y constante de ganao, lo que hizo que nos acordáramos mucho de los ausentes Langui, JM, Jose, Juanma, etc), moscones con dientes, el guarda forestal y el eterno permiso, etc. Destacaremos las bajadas entre alfombras de hojarasca ocultando maravillosas y duras piedras, lo exigente de algunos tramos donde la habilidad y técnica de Ramón eran insultantes (¡que sería de este chaval con unos kilitos menos!), la salida por delante de la bici de un servidor y la constante sabiduría de Manué narrando no sé que historias de su ídolo Grylls, un camello, agua, navaja y…
Bueno, terminamos la salida como hay que hacerlo, regando con cervezas y coca-colas, las historias de toda una mañana inolvidable, donde siempre recordaré la embestida de orgullo que protagonizó el «Hyundaicani» a más de 140 por la autovía, provocándome uno de los ataques de risa más crueles de mi vida.
Hasta la próxima.
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