«La Sufrida 2010»
Y haciendo honor a su nombre, la cita deportiva, se convirtió por momentos en un pesado discurrir bajo la lluvia, el viento y el barro…
Pepa, Langui y un servidor, decidimos repetir la experiencia de dormir la noche previa en el pabellón deportivo municipal, JM se retiró a última hora por problemas en un pie y el bueno del Bisho se incorporaba al equipo al día siguiente, y suerte que reservamos plaza porque…
¡Toda la pista para nosotros!.
Ya con la conferencia deportiva iniciada y en el mismo momento en el que Pepa tomaba apuntes como no lo viera hacer durante todos sus años de bachillerato y facultad, llegaron Maisa y Javi con lo que nuestra felicidad ya era absoluta. Cena familiar y nutritiva, como aprendiéramos momentos antes, a base de cervecitas y chicharrones, y repaso a nuestras últimas batallas y futuros proyectos.
Ya en el día «D», notamos como las predicciones de agua se cumplían y como al bonito ritmo de «singing in the rain», «The final countdown» y la alocución inicial Rusell Crowe en «Gladiator», daban el chupinazo de salida. El instinto me hizo mirar hacia atrás, por aquello de la cuesta de Santo Domingo, Estafeta, Telefónica, etc. y a fe que descubro más de un rostro de vitorino y jandilla entre los congregados.
Primeros kms. de paseo donde cruzamos el pueblo y salimos a la maltrecha vía verde donde las montoneras, a causa de los primeros metros de barro y la poca pericia de muchos, hace que comencemos a disfrutar con el campo a través, lo que nos hace merecedor de las miradas «inquisitivas» de los compañeros atrapados en el pegajoso elemento.
Pepa, como no podía ser de otra forma, decide dar la nota y romper el cambio. No la patilla, para la que tenía repuesto, no, el cambio…
¡Pepa, qué grande eres!
Langui y Javi al más puro estilo Manteka, comienzan con su ritmo de martillo de fragua y se solidarizan con quienes cierran la marcha.
¡Enorme ejemplo el de Langui y Javi!
El bisho y un servidor, decidimos pedalear conversando de la afición del primero a la recogida de setas y de como hace más de dos meses que no pedalea. Esto, unido a los fallos de su bici china, hace que vaya algo más lento de lo que en él es habitual, de forma que me dispongo a cabalgar solo por los verdes prados bañados por el sol («gladiator»).
En resumen, la ruta no creo que mereciera el esfuerzo de dinero y tiempo empleados, ya que salvo el tramo restringido de la ruta del agua y el cruce del río, el resto, es decir, la mayor parte del recorrido, era monótono y sin aliciente alguno (para mí, la mayor aventura consistió en atravesar una autovía por debajo empleando para ello un túnel de hormigón). Pero bueno, había que hacerlo para poder opinar.
Así que, aún con el escozor en los ojos provocado por la cantidad de barro sufrido, pasamos página a una nueva y sufrida, aventura Manteka.
Por cierto, no querría terminar sin reseñar el pundonor y la constancia de dos jabatos como Javi y Langui, quienes supieron sufrir como pocos sobre una bici para completar los durísimos kms de la ruta larga.
Comentarios recientes