I Cicloturista los Alcornocales, Jimena
Casi eran las seis de la mañana, cuando emprendimos viaje camino de Jimena. Con una pertinaz niebla que casi no permitía divisar la carretera, pensábamos lo peor. Seguro que hace un mal día. Sin embargo en el estrecho el tiempo cambia y luce el sol.
A la llegada a Jimena tomamos un café con una buena tostada, pensando en lo que todavía estaba por venir. Nos acercamos para retirar el dorsal a la plaza de la Constitución donde se realizaría la salida. Unos ciclistas nos indicaron que mejor era dejar el vehículo en la llegada que estaba al pie del pueblo junto a pabellón deportivo. ¡Oh pensamos, tenemos luego que subir hasta aquí! pero mejor así. A mitad de la cuesta nos damos cuenta que la cámara no tiene batería. ¡Vaya ahora no podremos sacar fotos!, pero gracias a una confitería situada a mitad de camino encontramos la solución.
Bueno una vez en la salida, estaban Salvi y Javi, más tarde se incorporó José. Nos hicimos unas fotos.
Aquello empezó a llenarse de ciclistas y pronto pensamos en la estrategia que íbamos a seguir. Así que nos situamos a la cabeza del grupo, si la cosa no iba bien pues nos retirábamos a un lado y listo. Pero fue todo lo contrario cuando dieron la salida nos estiramos en una bajada hasta el pie del pueblo, cercano a la entrada a la ruta del río Hozgarganta. Nos desviamos y al cruzar el puente, empezamos a subir en una fuerte pendiente, nos dimos cuenta de cuán acertado estuvimos al elegir nuestra posición en la salida, pues nos encontramos las rampas sin apenas obstáculos ni aglomeraciones que no nos permitiera subir con comodidad.
Así estuvimos en ascensión durante casi quince kilómetros. Los primeros bastante fuertes. Lo mejor es que no tocamos el suelo hasta que paramos en la zona de agrupamiento, fue fantástico, pues fuimos capaces de superar todas la rampas, algunas muy empinadas.
La organización nos llevó al punto de avituallamiento donde nos encontramos con la buena hospitalidad de los voluntarios que nos atendieron en todo lo que necesitamos. La vuelta la realizamos por el mismo recorrido pero esta vez en una interminable bajada. Algunos nos pasaban como almas que lleva el diablo, derrapando en curvas, una locura. Nos unimos a un grupo y disfrutamos del fabuloso paisaje que nos rodeaba.
Ha sido una experiencia muy agradable y mereció la pena el viaje y la larga distancia que recorrimos. Fue un día muy gratificante y agradecemos a la organización todo su buen hacer. Esperamos que sigan más como esta.
Comentarios recientes