Subida al Algibe
En el punto de encuentro, frente a la Venta de Puerto Gáliz, comparecimos un buen puñao de nuevos “valientes”: J. Mª, míster Kódak, hoy menos Kódak por avería en la máquina; Manolo, el “mecagonlasmulas de las cuestas”; Juan R., el más bicimaníaco del grupo; J. Mª González, nuestro biatleta más completo; el “má mejón” del Bike Jerez, Rafita; el Otro Joaquín, el que se apunta “a toas”; y un servidor, «maestroescuela» der Beti, según Tomás.
De la atractiva ruta de hoy saco varias enseñanzas:
Una, que a la cuesta primera, presuntamente suave, siguió otra que no terminaba nunca y que al final, tras costarnos sangre, sudor y lágrimas, nos exigió más sangre, sudor y lágrimas en el último tramo. Vamos, una cuesta que hará buena a la de este enero, también en recesión, que ya tenemos aquí encima. Pero, como con algo hay que consolarse, las vistas desde allí arriba, una vez que desaparecen los mareos por el esfuerzo, preciosas. Decían. Los pueblecitos al fondo, las masas de alcornoques al frente y el imponente Picacho al lado dan testimonio de aquéllas. Aseguraban.
Dos, que las 29”, al menos la de Joquín (Delik2), suben mejor. Solo J. Mª (m. Kódak) osó subir algunos tramos sin bajarse de la bici. Y es que el que vale, vale.
Tres, que el levante allí arriba sopla con rabia. Apenas podíamos mantenernos “tiesos” ni subidos ni bajados de las bicis. No obstante, J. Mª y el Otro Joaquín no quisieron desaprovechar la ocasión (a ver cuándo se ven en otra) de hacerse una foto en el pico (del Aljibe me refiero). Así que la imagen de uno tan tan grande junto a otro… no tan grande, zarandeados por el viento, era para enmarcar.
Cuatro, que pronto se acaba lo bueno. Me refiero a la bajada hasta el Refugio. Por cierto, con unos toritos sueltos que, aunque parecían más asustados que nosotros, provocó la normal inquietud en algunos. Digo normal por lo cagones que somos. Una vez llegados a la carretera nos pegábamos por los escasos rayitos de sol; y es que todo lo que llevábamos de abrigo era poco.
Quinto, y último, que la carne de “venao en zalza” con papas fritas es el más eficaz y delicioso recuperador de tan intensa ruta. Anda, curiosamente, el mismo plato típico que en Cazalla. Si Dios quiere (y Montoro no lo impide) pronto podremos comprobar si allí está tan rica como en la Venta de Puerto Gáliz. Pero cuando haga menos frío ¡¡¡por favó!!!.
Ojala para entonces puedan venir el resto de amigos y lo digo no solo porque ellos disfruten de estas rutas, sino también porque con su presencia disfrutaremos todos mucho más.
Gracias.
Fernando.
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