RUTA MTB JEREZ-ESPERA

Ayer hicimos una ruta especial, que dice JM.

Quedamos en el sitio habitual, muchos de los habituales, un poco antes de la hora habitual y por el orden de llegada habitual (Fernando 10 minutos más tarde, aparte de los que emplea en las primeras charlas).

En esta ocasión, míster Kodak hizo de míster GPS, a pesar de las reticencias iniciales de los que aun padecemos la ruta de Rota por Etiopía. En esta ocasión se portó muy bien.
Fuimos por la que llaman carretera ecológica, que no es más que una carreterilla con más bultos y hoyos que una torta de aceite. Una carretera que en este tiempo es lugar elegido por cazadores ávidos de tirotear y galgear a las pobrecitas (y riquísimas) liebres.

Fue un pedaleo plácido, juntos pero no revueltos, con JM marcando el ritmo a veces por delante y a veces por detrás y dando instrucciones de cómo, quiénes y cuándo debíamos hacer los relevos. La vocación de docente no se pierde nunca. Le hicimos caso, porque qué menos para quien tanto se la había currado. Todo fenomenal hasta que llegando a 5 km del destino (Espera) se le ocurrió proponer continuar por la ecológica hasta la Venta de la Alegría, a lo que Rosi se le escapó un “no por Dios” conmovedor. Era la hora del desayuno y con las cosas de comer no se juega, JM. Se apiadó de ella el único que recibió los dos besos matinales y fuimos en busca de los famosos molletes tiernos y jugosos de Espera.

El desayuno muy bien, aunque mejor debió ser la «chicharroná» que ofertaba un cartel a la puerta del bar el día de los “Muertos”, con perdón, porque no debe celebrarse mejor ese día que con el segundo placer de esta vida.

Tras él, la subida al castillo por las rampas en zigzag no fue para tanto, aunque para Lozano hubiera supuesto la disculpa para desayunar otro mollete. Arriba, unas vistas extraordinarias del castillo mandado construir, Domingo, por Abderraman III en el año 914 y al que se encuentra adosada la ermita el Sto. Cristo de la Antigua (mira que el nombrecito). Unas vistas que alcanzan a Carissa Aurelia, donde ya fuimos una vez y donde deberíamos volver un día de estos para que Angelmari nos pudiera empapar de cultura romana (mausoleos, hipogeos y columbarios).

El regreso, por las lagunas de Espera y con el viento a favor, aunque medio mudos, porque a Fernando el Fuguilla le dio por hacer un segmento de Strava como si de otro Manolomerca se tratara, aunque sin eléctrica. Y sabemos que sin Fernando y sin Antonio, estamos como tontos, pero sin el como. Rapiditos, pero no tanto para los que acompañamos a Rosi, porque la gasolina Zas no da para tanta kilometrada. Acuérdate de ellos a la hora de repartir los besos matinales.

Los caminos, sin barro, porque el único que había se lo trajo en la bici José María, a pesar de que no está bien que vayamos por ahí cogiendo lo que no es nuestro. No obstante, el último tramo lo hicimos por carretera por no tentar la suerte, ya que las en los últimos días llovió más que cuando enterraron a Bigote.

Sin más, dentro de un horario razonable para tan larga ruta (casi 100 km), dimos por concluida una ruta que debemos repetir d.m. en alguna de sus múltiples variantes, salvo en julio a las cinco de la tarde por las lomas de Carija a Espera.

Fernando.

Algunas fotos y track de la ruta.

Track de la ruta.

Rutas bike.

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